Granada, Nicaragua
Por: Augusto Cermeno
Siempre estaremos opuestos a las dictaduras que hunden a los pueblos en la miseria, convirtiéndonos en miserables limosneros internacionales y cómplices del saqueo de nuestras riquezas y recursos naturales.
Pero si alguien levanta la bandera del progreso, del desarrollo, sea quien sea, es nuestro deber ayudarlo a seguir adelante con esos planes y proyectos que apuntan a librarnos del pesado fardo que cargan los pueblo pobres del mundo.
En Nicaragua urge la inversión para ampliar nuestra infraestructura productiva, nuestra infraestructura vial, crear fuentes de empleo, mejorar la educación en todos sus niveles y requerimientos aterrizados a la realidad y condiciones del país.
Nuestro país es rico, pero hay mucha pobreza en nuestras iniciativas, en nuestros planes de desarrollo, en nuestras mentes, que es lo más grave, porque, para ser realistas, lo que más nos ha afectado todo este tiempo es nuestra pobreza mental y el conformismo.
Por eso pienso que en su momento, los planes y proyectos del Gobierno pasado del Comandante Daniel Ortega Saavedra fueron buenos para dar una señal de que hay interés en resolver los problemas de las grandes mayorías, pero esos son solo pequeños parches en un mar de problemas.
El actual mandato para el que fue investido el comandante Ortega Saavedra debe dar pasos más profundos hacia el ataque de las reales causas de la pobreza en Nicaragua, que están focalizadas en la urgente necesidad de mejorar la educación, crear fuentes de trabajo productivo, atraer la inversión masiva en diferentes áreas y rubros de la economía, profundizar la inversión social, para mejorar el nivel de vida de los nicaragüenses y atacar despiadadamente la corrupción y el oportunismo político.
También se debe crear un ambiente de confianza, de estabilidad en el sistema de justicia, de modo que se acabe con el “mercado persa” que ha predominado en los últimos 20 años en los tribunales de justicia de Nicaragua, donde el mayor postor es el que accede a recibir un tratamiento, justo o injusto, de la administración de justicia. Predominan, hasta ahora, los feudos, los padrinos judiciales y el gran negocio de abogados y jueces que engordan más y más sus abultadas cuentas bancarias.
El Gobierno del comandante Ortega Saavedra cuenta con un poder casi absoluto, con un parlamento donde el Frente Sandinista de Liberacion Nacional (FSLN) es mayoría, con un poder judicial donde predominará el magistrado sandinista, que seguramente procurará poner en su lugar histórico, el que le corresponde, a una justicia realmente ciega, incapaz de ver los manojos de dólares que le pongan por debajo de la mesa, y si sea capaz de ver el rostro de quienes urgen ser asistidos por la justicia. Que se termine con los negocios turbios que se han estado manejando con la propiedad, dejando ver fallas graves que ponen en peligro la estabilidad y la paz entre los nicaragüenses.
Que se termine con el desorden en el manejo de las propiedades urbanas y rurales; que se frene el abuso de los poderosos señores y señoras que se amparan en el Gobierno y el partido (sea cual sea el partido) para robar propiedades a personas honradas e indefensas. Que las autoridades de policía, como encargadas del orden y la seguridad pública le den asistencia y acudan al llamado de quienes los necesiten y en el momento que los necesiten. Hasta hora se hace evidente la tendencia policial de solo atender el llamado de los poderosos. Si esto no es así, que el mismo pueblo me contradiga.
El mensaje al comandante y Presiente Daniel Ortega Saavedra y a la Primera Dama Rosario Murillo, es poner en orden las cosas y seguir profundizando los proyectos de orden económico, social y productivo para que Nicaragua se desarrolle y no tengamos que huir del país, irnos al exilio económico, ante la falta de oportunidades en nuestra propia tierra.
Como medio de comunicación daremos apoyo a lo que sea útil para Nicaragua, a lo que nos beneficie y nos saque de la pobreza y rechazaremos en el momento que sea y surjan actos reñidos con los intereses de la nación, con el interés común, con el bienestar de todos.
Seremos despiadados en nuestro enfoque crítico con los que lastimen el derecho de todos, con los que actúen con arrogancia y prepotencia ante un pueblo humilde que solo demanda de los servidores públicos, que sean eso: servidores públicos.
A los políticos y a los servidores de los políticos, les invitamos a apoyar lo que sea bueno para Nicaragua, que quizás no es bueno para los intereses de grupos, de pequeños partidos, grupos económicos que se olvidan que la lucha por el poder no es por el poder mismo, sino por el poder resolver las grandes urgencias de Nicaragua, para bien de todos los nicaragüenses.