Artículo de Enrique Fernández Morales
Revista Conservadora No. 114
En Nicaragua, como en el resto de América Latina y Filipinas, por indulto especial, nunca pesó todo el rigor de las leyes de ayuno y abstinencia vigentes para la iglesia universal. Aún después de la independencia continuó América participando de privilegio de colonia española y de las exenciones que como tal gozaba por la gula de la santa cruzada, teniendo únicamente como obligatorio el ayuno de los miércoles y ayuno con abstinencia los viernes, siendo aún esa ínfima regulación reducida por el actual pontífice a la sola abstinencia los viernes y ayuno con abstinencia el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.
Según arcaica y curiosa clasificación eclesiástica, (ignoro si es privativa de estas tierras solamente) los animales se dividen en dos clases: animales de sangre fría y animales de sangre caliente.
Al primer grupo pertenecen peces, reptiles y quelonios. Al segundo mamíferos y aves. La abstinencia veda comer animales de sangre caliente pero nos permite en Granada, la rica fauna de nuestro lago, famosa por su inaudita variedad de peces de agua dulce y salada, aumentada con la tortuga, (quelonios), y la iguana y el garrobo (reptiles), que han venido a ser los más típicos platos de la cocina granadina.
También gozan de gran favor en este tiempo el pescado mareño y el arroz con pescado, la sopa de cangrejo del lago, el tamal pizque como bastimento, y como postres el atol agrio, el motajatol con piñuelas y el curbazá.
Flores y frutas de Cuaresma y Semana Santa
Las flores que produce nuestra tierra en este tiempo, que han sido tan bellamente cantadas por el inolvidable poeta granadino presbítero don Silverio Cuadra y que adornan los altares, las andas de las procesiones y las cruces de los víacrucis, son de las más perfumadas de nuestra flora; en primer lugar el sacuanjoche, que es nuestra flor nacional, la nicaraguita, la burriquita, el corozo, la reseda y el cardo santo, este último exclusivamente dedicado a la imagen de Jesús en el Santo Entierro.
Nuestros indígenas tejen sartas y ornamentos muy bellos con estas flores en cruces y altares, y las que han estado próxima a las sagradas imágenes son conservadas con reverencias por los devotos.
Por juzgar que será del agrado general incluimos aquí el canto al sacuanjoche púrpura, uno de los más inspirados poemas del padre Cuadra.
Las frutas principales de la temporada que luego adornan los huertos del Jueves Santo donde son vendidas profusamente, son: mangos, mameyes, jocotes, nísperos, caimitos, cocos y naranjas, con las que hacen sartas en los huertos, lo mismo que con los deliciosos pasados o plátanos maduros secados al sol. Las que utilizan en el curbazá son: mangos, jocotes, mameyes, marañones y papayas.