Departamental
Granada, Nicaragua
Sabado 04 Octubre 2014
Augusto Cermeño
El parqueo en la calle del Comercio de la Gran Sultana “es un dolor de cabeza” para los obreros del volante, los que al montar o bajar pasajeros, se exponen a que un agente de tránsito les pegue una elevada multa, que deben pagar a costa de su paga del día, cuando son cadetes o de la ganancia del día, cuando son propietarios de la unidad.
La mayoría de los taxistas son cadetes y deben de correr el riesgo en la calle del Comercio, debido a que al pasar por ese sector, por petición de pasajeros, salen otros pasajeros o deben bajar a los que transportan.
Les resulta fatal que esté un policía, en el lugar, según la propia experiencia que nos narró el cadete de taxis Víctor Sánchez. “Nosotros no nos podemos estacionar para montar pasajeros o si un pasajero debe montar alguna carga, porque estamos afectados por la policía”, comentó Sánchez.
Dijo que “la policía no reconoce eso de que no hay espacio donde orillarse para montar o bajar pasajeros. Están todos los vehículos estacionados a la derecha, hay comerciantes y personas que están vendiendo sus productos”.
Sánchez nos expresó que para sortear al policía deben orillarse “bastante al lado de las personas que están con sus ventas y ese es el problema con el agente de tránsito en el comercio”.
Hablando de su caso, Víctor dijo que “estaba en la entrada del Yo-yo, que usted sabe que hay lugares donde hay parqueos de bicicleta, hay un tramo de unos señores que sacan unas mesas y sillas para exhibirlos y vender, en la calle totalmente”.
Resulta, según Sánchez, él estaba montando a tres señores que “iban al lado de El Pantanal. Una de ellas tenía un saco de verduras y leña. Pasó un agente de tránsito que me pidió mis documentos y se los di. Él me dijo que me iba infraccionar”.
El cadete de taxis llamó al policía a la reflexión, porque “debía mirar cómo eran las cosas, en ese momento, que no hay parqueo para uno poder cargar las compras que llevaban las demás personas”.
Agente estudio mejor la situación y reconoció su error
El sabio adagio popular dice que “errar es de humanos” y “corregir es de sabios” y es precisamente el caso del agente de tránsito, quien al estudiar su entorno, se dio cuenta que el mercado de Granada es realmente “un desorden bien organizado”.
El policía devolvió sus documentos al taxista y desistió de multar. Una multa le puede costar al bolsillo del taxista no menos de 500 córdobas, lo que le significa todo lo que pueda ganar en tres días de trabajo, afectando la alimentación de su familia.
Ramón Mejía, Presidente de la cooperativa de taxis “Carlos Núñez” comentó la experiencia de Sánchez, dándole todo su apoyo y agregando un poco más a los problemas que enfrentan en la actualidad con eso de la carestía del combustible, repuestos y todo lo que se refiere al mantenimiento de la unidad.