Granada, Nicaragua
Sábado 18 Enero 2014
Augusto Cermeño
El reloj de la Merced, que da la hora a los granadinos en lo alto de la histórica torre que alguna vez fue derribada a cañonazos durante la Guerra Nacional e incendiada por filibusteros, será revisada por especialistas de la compañía fabricante, que tiene sede en Costa Rica.
La información fue servida por el padre Arturo Zambrano, párroco de la Merced, quien nos dijo que “ellos dan mantenimiento a este tipo de obras, que ellos venden. Queremos que esto sea por parte de los técnicos especializados de los que fabrican los relojes”.
Espera que de la misma forma que han renovado los salones, “así el pueblo de Granada, cuando ya se recupere de las entradas y gastos de vuelta al colegio, podamos, con la bendición de Dios, tener el apoyo para que los técnicos que crearon este reloj puedan venirlo a supervisar”.
Asegura tener documentos de la compra, extendidos por la compañía fabricante del reloj, “y de la gente que los asiste para darle mantenimiento”. Según el padre Zambrano, el que les daba mantenimiento era Chalupa (qepd), sus hijos y otros.
Dijo que no los han vuelto a llamar “porque siempre se descompone”. No quieren repararlo para dos meses, porque lo hace sentir que “medio lo arreglaron. Quiero que lo arreglen los que lo arreglan”.
Problemas prioritarios en callecita de “El Yoyo”
Dijo entender a los vecinos que se molestan por el sonido del reloj, cada media hora, sobre todo en la madrugada. Cree que “eso puede ser secundario. Es más preocupante que un reloj suene o no suene, el problema de El Yo-yo, donde hay personas con hambre, con problemas de salud, hospitalización y este sector es parte de la parroquia”.
Habló de cosas que no se publican “porque que no sepa tu mano izquierda lo que hace a derecha. Hasta le tenía miedo a la mano izquierda, antes, porque creía que era del diablo y ya me di cuenta que no es así”.
Informó que “en Navidad se dio la Cena de Amor, siempre lo hacemos todos los años. Este año se repartieron 150 cenas de amor, de Navidad. Damos de comer a muchos ancianos, indigentes, que le hacen sentir que valen, su dignidad de persona, todos los que piden limosna aquí en el alrededor”.
Esta cena la hacen con fondos de la parroquia y “con fondos de personas que también colaboran. Se gastan, aproximadamente, cada mes, en adultos mayores, cerca de 5 mil a 6 mil córdobas en un buen almuerzo”.
Dijo que a veces le salen palabras muy fuertes, un tanto descriptivas, cuando dice “nosotros no damos chanchadas de comida. ¿Qué quiere decir eso? No es que otra persona de chanchada, pero a veces damos lo que nos sobra, lo choco, lo que esta mohoso, y decimos que todavía sirve…”.
La comida que da el padre Arturo a los indigentes, “es comida de buena calidad que la pueden comer en un restaurante: caliente, buena calidad, buenos condimentos y doble ración. Porque las personas indigetes que vienen a comer, no solo comen ellas, sino que piensan en sus hijos, piensan en la marimbita de nietos que tienen en la casa y a veces comen tan poquito para llevarles de esa comida a gente de la casa”.
“Hemos perdido de vista el orden de prioridades: ¿qué va del timbre de un reloj a solucionar problemas de hambre?
El padre Arturo Zambrano, considera que en el orden de prioridad “nos hemos enfocado en las cosas externas: que va del timbre de una campana de un reloj, a poder solucionar problemas como a alimentación. El Papa Francisco, que ha venido a renovar mucho la iglesia, ha dicho que quiere lanzar para este tiempo, una nueva consigna que va llevar a las Naciones Unidas, que es el Derecho a la alimentación. Entre los primeros derechos del ser humano, es el tener alimento”.
El Papa Francisco “quiere, ya que no funcionó lo que el reto del milenio se había propuesto con el hambre, él quiere lanzar un nuevo reto hasta el año 2025. Dice que para ese año ya el hambre no sea un flagelo en las comunidades más pobres de nuestro planeta. Que la solidaridad humana y el compromiso humano llegue hasta estas personas”.
Dijo que en su parroquia ya están poniendo el primer pie, dando el primer paso, en una de las grandes prioridades del siglo XXI como es el combate a la pobreza y al hambre, por consiguiente.